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- "¿Te imaginas
hacer el Anillo de picos nonstop? Menudo "viaje astral", ¿no?" -me suelta un
día mi amigo Kike, así como quien no quiere la cosa...
Una vez más me quedo mirándole con "cara de póker": Menuda ocurrencia. "- Sí, sí, yo te apoyo. Si es tu ilusión, adelante." -le contesté- "Bueno, pero cuento contigo" -me dice.
Ya empezamos, vamos a ver: para comenzar, nunca me planteé realizar tal cosa, eso no es "ir de monte", eso, es otra "movida" que no considero necesario hacer, ¿por qué?.
Se trata de dar la vuelta a los tres macizos de Picos de Europa. Sin parar. Sin dormir. Empleando el tiempo que necesites para empezar y acabar en el mismo punto.
Supongo que son motivaciones disparatadas, de esas que nos venían mientras estábamos confinados y el ansia de movimiento para los que somos un poco inquietos, se transformaba en loca idea -pensé-. Además, aunque me atreviese a intentar tal locura, dudo que mis condiciones, físicas, mentales y demás...puedan aguantar. No. Impensable.
Mi concepto de disfrutar la montaña, sigue siendo otro (a pesar de que ya, "envejeciendo y no escupiendo"...).
Seguimos quedando habitualmente para ir al monte, correr... Y veo que Kike sigue hablando del tema y va visualizando la idea hasta tal punto, que un día me encuentro elaborando una hoja "Excel" con tiempos, tramos, desniveles...pero...¿en qué momento?.
Nuestro amigo David de Valladolid inicialmente también se apunta a la aventura, cosa, que a mí me deja muy tranquila, pues como yo doy por hecho que "pincharé" en cualquier momento y David es una garantía excepcional, Kike no se quedará solo (vaya por delante que esto para él, no sería ningún problema). El tema es que sin casi darme cuenta, me veo implicada con su plan.
Concluimos que lo mejor era tratar de ejecutarlo con la luna llena de agosto de 2020 para tener esa mágica bombilla, ayudándonos durante la noche. Días después, David nos confirma que no puede unirse al intento de tal hazaña. ¡Tachán! El panorama cambia, ahora no estoy implicada, me siento comprometida, ¡porras!.
(Como me explico claramente un día mi amigo Alberto, en un plato de huevos fritos con chorizo, la gallina está implicada y el cerdo comprometido...).
Madre mía, esto va en serio, pero, ¿¿¿en qué momento???.
Tengo vacaciones en el trabajo a principios de agosto (sí, a algunos, nos gusta cansar tanto o más en vacaciones, que trabajando) y el destino quiere que los primeros días despejados sean el 4 y el 5.
A mí esto me parece una señal: el 5 de agosto es el día de las Nieves, una fecha mítica en la historia de Picos de Europa, concretamente en "El Picu", por llevarse a cabo la primera ascensión (Gregorio Pérez "El Cainejo" y Pedro Pidal) y casualmente tal día en 2013, subí al Urriellu, otra liada, en otro plan que no era mío sino de Miguel, ¡gracias a que Alberto NO me dejó no hacerlo!.
Así que la semana previa a esas vacaciones me noto muy motivada, con unas ganas enormes, con una ilusión no esperada, como si ese sueño que era el de Kike, se hubiese transformado también en el mío.
Y ahora como siempre, si me gusta planear y ejecutar, tanto o más disfruto recordando, cuando pasábamos los distintos paisajes y laberintos de Picos, al ritmo de la Naturaleza, durante todas esas horas, amoldándonos a sus tiempos, su clima, sus cambios, su transformación, mientras te fundes en ella -pues formamos parte, aunque nos empeñemos en separarnos- observando fuera y dentro, sin dejar de aprender cada minuto, sobre todo de uno mismo. Solo con el aire, los rebecos, sin nada, con todo.
De alguna manera siento que una parte de mí se ha quedado dando vueltas a ese anillo eternamente.
Creo que desde entonces vamos a ver los Picos con otros ojos, desde otra perspectiva...
Por favor, no dejemos de asombrarnos con la vida y menos aún de sorprendernos a nosotros mismos.
Qué suerte tener amigos tan vivos, con ideas y sueños locos, en los que te permiten, te animan, te toleran, te invitan a participar...de nuevo contagiando entusiasmo...
Compartirlo, es todo un lujo.
Gracias!
Nos habla el virus:
Flórez de la Taifa (Un Planeta Emocionauta) le da voz, en base a la reflexión de Giorgio Agamben, "Monólogo del Virus", (Publicado en lundimatin, núm. 234, el 16 de marzo de 2020), mientras vamos acompañados de paisajes y paisanajes que hemos ido FOTografiAndo a lo largo de nuestro paso por este precioso planeta, la Tierra.
Con el entusiasmo contagiado por lo que este texto transmite, quisimos lanzar el virus “parlante” y esta motivación que nos ha “unido en la distancia”, nace del sueño de difundir la palabra más allá de lo que nuestros ojos pueden ver, de una manera cordial, desde la humildad, pues no somos profesionales en el sector audiovisual.
Deseamos que sirva para despertar, abrir los ojos, ampliar la visión de la realidad, buscar nuevas formas de vida y de organización social. En definitiva: poner la vida en el centro, darnos cuenta de dónde y cómo estamos viviendo: alimentando una forma de convivencia que sólo sirve para un@s poc@s human@s a costa de odio, desigualdad y privilegios.
Damos gracias a las personas que han colaborado por su generosidad.
Os animamos a que lo disfrutéis, desde la cabeza y el corazón.
Gracias por vuestra atención.
Salud!
El efecto “Caineja” no se explica, se vive. No se provoca,
sucede. No se define, se experimenta. No se razona, se siente.
Con los años observamos que no hay nada nuevo bajo el sol y que todos somos más parecidos entre nosotros de lo que nos creemos, bien sea por patrones que “mamamos” en su día o por demás condicionantes de nuestro contexto diario. El caso es que cada persona que se sube a la furgo, (la “Caineja”), a vivir un rato, “sufre” la misma evolución:
Da igual que sea chico, chica, joven, adulto…
Al principio, todo empieza con la actitud de estar un poco a la defensiva, en plan “vamos a ver de qué va esto…”.
Al cabo de un día, la persona novata controla la furgoneta mejor que aquí la menda. Se adapta a la improvisación, a los sucesos espontáneos y a no planear nada, con suma facilidad y pilota la “rutina dentro del desorden” con una fluidez casi natural. Buscar agua para llenar el depósito, ir controlando el aceite del motor, localizar sitios alternativos donde puede “suceder la ducha”, gestionar la despensa, los cartuchos de gas, el gasoil…encontrar un lugar “furgoperfecto” para dormir, observar si hay que tomar medidas preventivas de seguridad por la noche…
A los dos días, el nuevo viajero ya ha perdido totalmente la noción del tiempo. Cuando le preguntas cuándo hemos salido de ¿casa?, se queda pestañeando y recapacitando pues, de repente, no tiene ni idea si ha pasado un día o un mes. Todo fluye, los días son eternos, las noches tremendas, las opciones infinitas, la libertad indescriptible…el tiempo “cunde” ya que todo lo ven como algo nuevo pues tienen la sensación de que “usan, exprimen y son dueños de su tiempo”, todo sucede de manera sencilla y se percatan de:
Sólo hay problemas si tú quieres ver problemas, pues las cosas son casi siempre más fáciles de lo que parecen.
La vida está a la vuelta de cualquier esquina si es que tú estás dispuesto a abrazarla ya que “para ver, hay que querer ver”.
Se necesita muy poco para seguir vivo y feliz, que nos solemos quejar de vicio…
Y en conclusión: menos es más…
La alimentación es otro tema que sorprende. En una "furgo” puedes comer tan sano como en ¿casa? o incluso con mayor calidad. Encima no queda otro remedio que hacer “slow food” con lo cual aún mejora la situación. Los menús son frescos y variados si en lugar de tirar de raciones de emergencia de la despensa, vas a los mercados locales, por no hablar de las bebidas de la zona…Y ¿qué decir de los lugares que encuentras para montar los mejores desayunos-comidas-cenas del mundo?…
En este hotel rodante de cinco mil millones de estrellas, muchos van con miedo de no dormir bien…y ahí me ves (yo que duermo bien, pero poco), salir por las mañanas tratando de no hacer mucho ruido, para hacer tiempo mientras al compi de turno le apetece despertar…es buenísimo. Si no, en verano el sol y el calor son mis aliados para hacerles levantarse. Porque también aquí se dan cuenta de los fenómenos de la naturaleza de manera mucho más directa que en el día a día cotidiano: Se percatan de cuándo amanece y anochece, el frío, el calor, el ruido, el sonido de las olas, de los pájaros, de la lluvia, del viento…
Otra anécdota es cómo las personas se adaptan a esta convivencia extrema, en un espacio tan pequeño, el orden desde la mañana a la noche es fundamental para no crear el caos, todo se vive de manera muy intensa, pues estás las veinticuatro horas del día con el “compi de viaje”…pero la predisposición que surge para que ese buen rollo no se acabe, habitualmente saca de nosotros una entrega máxima y tolerancia a raudales. Esto suele desembocar en la creación de una colección de momentos que nada podrá borrar de tu memoria en la vida…es “flipante”…
Se sorprenden mirando a muchos miedos de frente y descubriendo que como son suyos, los pueden vencer y dejar paso a otros nuevos. Reaccionan enfrentándose a nuevas situaciones que nunca se habían planteado.
El momento agrio es cuando hay que volver a ¿casa?. Ellos generalmente son siempre quienes ponen la fecha de regreso y en alguna ocasión han decidido posponerla durante la experiencia. No quieren llegar a ningún sitio, no quieren volver a lo conocido, no quieren parar, no quieren que se acabe “esta movida”. Se replantean muchas cosas, situaciones cotidianas, se revuelve algo por dentro, no quieren renunciar a lo que es pura vida…
Pero lo mejor de todo esto, lo que creo que ni sospechan, es que en cada viaje, me sucede a mí todo lo anterior, exactamente igual que a ellos y no dejo nunca de sorprenderme y aprender sobre mí misma, gracias a ellos. Y espero saber, poder y querer aplicar este aprendizaje, cada día y a todo, dentro y fuera, con y sin, “Caineja”…